TUTORIA 2

TUTORIA 2

La visión responsable
Ante una cosa, el filósofo no se pregunta, como el científico, por sus propiedades particulares –mineral, vegetal, animal, cuerpo celeste, echo psíquico o histórico, forma social o política, ley, enfermedad, obra literaria o artística, etcétera-; se pregunta por lo que tiene de realidad, es decir, por el tipo de realidad que le corresponde. No es lo mismo una piedra o un pino o un caballo, o bien el número 7, o el triángulo isósceles, o la raíz cuadrada de 2; o una sirena o un centauro; o un soneto; o Don Quijote; o Cervantes; o Dios.
El filósofo se pregunta cuál es el puesto que en la realidad tiene cada uno de esos objetos, dónde hay que ponerlo, cuáles son sus atributos y su manera de comportarse y cómo se lo puede conocer. Y tiene que preguntarse igualmente por la realidad en su conjunto, por su estructura, las jerarquías o grados de realidad que hay dentro de ella, las relaciones o conexiones entre todas las cosas que son en un sentido o en otro, reales.
Se puede pensar que la filosofía es muy difícil, que no se puede comprender, que sólo muy pocas personas la entienden. No es así; hemos visto que en el fondo es lo que todos los hombres hacemos todo el tiempo; si es así, ¿cómo no vamos a comprender eso que sin darnos cuenta hacemos?
Cuando se es muy joven, no se comprende la filosofía, pero no porque sus razonamientos sean muy complicados –los de las matemáticas suelen ser más difíciles- sino porque el niño no ve el problema, no ve en que consiste la pregunta. Cuando se llega a la primera juventud se puede entender, y el joven que "ve" la filosofía suele entusiasmarse. Los discípulos de Sócrates y Platón eran muchachos muy jóvenes. Y es mejor acercarse a la filosofía con frescura, con inocencia, sin saber nada, dispuesto a abrir los ojos y mirar.
La única dificultad que tiene la filosofía es que tiene una estructura, un orden, distinto del que tienen otras ciencias, por ejemplo la matemática. Ésta tiene una estructura lineal: si un libro de matemáticas tiene veinte teoremas, necesito entender los tres primeros para entender el cuarto, pero no necesito saber el quinto; cada uno se apoya en los anteriores, pero no en los posteriores, y se estudian y aprenden linealmente. En la filosofía, las verdades se apoyan unas en otras, mutuamente. Si se lee la primera página de un escrito filosófico, no se la comprende íntegramente; al leer la segunda la primera empieza a aclararse, y así sucesivamente; la comprensión total de la primera página no se logra hasta que se ha llegado a la última. Ésta estructura circular (o espiral) es lo que se llama sistema: un conjunto de verdades, cada una de las cuáles esta sostenida y probada por todos los demás.
Por esto es un error, cuando se lee un libro filosófico, no pasar del principio hasta haberlo entendido perfectamente: no se entenderá nunca. Hay que seguir, recibiendo nuevas aclaraciones a medida que se avanza, hasta el final. Las iluminaciones se van sucediendo, se van viendo nuevas conexiones, se descubren relaciones inesperadas, y por eso la lectura de un libro filosófico es apasionante, como la de una buena novela.
Esta comparación no es justificada: la filosofía es una teoría dramática, una aventura humana, del hombre que filosofa creadoramente o del lector que revive esa teoría. No se entiende nada humano más que contando una historia, y la filosofía tiene ese elemento dramático o novelesco, que la hace plenamente inteligible. La dificultad de la filosofía reside en esa estructura: una vez reconocida y aceptada, resulta ser lo verdaderamente inteligible; lo que de verdad se comprende; a su lado, todas las demás formas de intelección carecen de última claridad.
A la filosofía le corresponde la evidencia. Nada es filosóficamente entendido sino se ve que es así, que tiene que ser así. Y ésta evidencia tiene que renovarse en cada momento, si se trata de una comprensión filosófica. Supongamos que un profesor demuestra perfectamente en la pizarra que los tres ángulos de un triangulo valen dos rectos, o el teorema de Pitágoras, o la regla de la división. Si se nos pregunta porque es así, porque aquello es válido, contestaremos que "está demostrado", que un profesor nos lo demostró de manera concluyente cuando estudiábamos en el colegio o el instituto. No nos acordamos de la demostración, pero recordamos perfectamente que el profesor la dio de manera convincente. ¿Vale esto en filosofía? No. Esta evidencia debe estar renovándose en cada instante, tiene que estar presentando sus títulos de justificación; no se puede aceptar nada por autoridad –ni siquiera por el recuerdo de la evidencia, por la evidencia pasada-, sino por la evidencia actual.
Por eso la filosofía puede definirse como la visión responsable: es una visión, algo que en cada momento se esta viendo; pero no basta; es una visión que se justifica, que muestra sus razones, que "responde" de lo que ve y responde a las preguntas.
Las preguntas radicales
La filosofía se hace las preguntas radicales, aquellas que necesitamos responder para estar en claro, para saber a qué atenernos, para orientarnos sobre el sentido del mundo y de nuestra vida, para saber quiénes somos y qué tenemos que hacer y qué podemos esperar, qué será de nosotros. Entre muchas certezas y conocimientos, necesitamos una certidumbre radical, tenemos que buscarla, si queremos vivir como hombres lúcidamente, y no a ciegas o como sonámbulos.
Se dirá: ¿Es que podemos alcanzar esa certidumbre? ¿Es posible ese saber superior y más profundo, ese núcleo del pensamiento filosófico que se llama metafísica? No sabemos si es posible: sabemos que es necesario, que lo necesitamos para vivir.
Las ciencias son diferentes. Un problema científico que no tiene solución no es un problema. En filosofía, no. En primer lugar, porque no se sabe si acaso pueda tener solución con otro método, planteado de otra manera mejor; en segundo lugar, porque la filosofía no necesita tener éxito: tiene que enfrentarse con sus problemas, no puede contenerse con eliminarlos. Es la condición de la vida humana; el hombre no necesita tener éxito, le basta con intentar hacer, lo mejor posible, lo que debe hacer. La filosofía no puede renunciar a sus problemas fundamentales, porque entonces renuncia a si misma, deja de ser filosofía (es lo que le pasa a gran parte de lo que hoy se llama filosofía).
No hace falta ser un filosofo creador, original, para tener acceso a la filosofía.
El que lee filosóficamente a un filósofo, o lo escucha, repiensa su filosofía, se la apropia, la hace suya. Repite dentro de sí mismo el movimientomental que llevó al filósofo a preguntarse algunas cosas, que lo condujo con un método riguroso de evidencia en evidencia, a ciertas visiones:soluciones o un nuevo planteamiento más adecuado del problema.
El filósofo es un hombre audaz, que se atreve a enfrentarse con la realidad, interrogarla, levantar el velo que la cubre y tratar de ponerla de manifiesto, hacerla patente. Por eso, la tentación del filósofo es soberbia. Pero si es verdadero filósofo, tendrá que llegar a una profunda humildad: primero, porque tendrá conciencia de que la realidad es problemática, que ninguna verdad la agota que cuando dice "A es B", no quiere decir "A es B y nada más", sino que su propia visión se podrá y deberá integrar con otras, que no se excluyen forzosamente; segundo, porque lo que hace no es dictar a la realidad cómo es o debe ser, sino al contrario. Ver cómo es, reconocer que es así, aceptarlo. La filosofía requiere el valor de enfrentarse con la realidad –toda realidad, sin amputaciones ni exclusiones, en todo su problematismo-, pero significa la aceptación de la realidad, el sometimiento a una verdad que el filósofo no produce ni impone, sino descubre.
Los otros conocimientos, las otras ciencias, la experiencia de la vida, las crisis históricas, todo eso lleva al hombre a algunas preguntas esenciales que van más allá, que no tienen respuestas prácticas ni dentro de cada una de las ciencias positivas. Hay problemas que no tienen su lugar en la física, lapsicología o la historia; pero son problemas para el físico, el psicólogo o el historiador, para el hombre que cada uno de ellos es (como para el hombre de la calle). Esas mismas ciencias plantean un problema que excede de ellas mismas: ¿cuál es su puesto en el conjunto del saber? Y ¿cuál es la realidad de su objeto? El físico estudia la naturaleza, la mide, descubre sus leyes; pero no se pregunta qué es la naturaleza o por qué hay naturaleza. La pregunta por la realidad histórica no es tema de la historia. Las ciencias particulares dan por supuesto su objeto (por eso se llaman ciencias positivas), pero el hombre no puede dar nada por supuesto si quiere tener una ultima claridad. Esa es la función, la exigencia de la filosofía.
Por otra parte, la filosofía no empieza nunca en cero. No solo parte de innumerables noticias, experiencias, conocimientos, sino que descansa sobre un subsuelo de creencias, se inicia en una situación social, histórica, personal que condiciona el horizonte de los intereses, las curiosidades, las inquietudes; que hace que un filosofo mire en una u otra dirección, que eche de menos, claridad sobre unas cosa y no sobre otras. La filosofía tiene siempre, para emplear una expresión de Ortega, una "prefilosofía" que normalmente olvida y deja a su espalda.
Hay que aclarar este importante cuestión. La idea de una filosofía sin supuestos, que no parta de otros saberes, que empiecen en cero, como antes dije, es completamente ilusoria. Pero si la filosofía olvida todo eso, no tiene plena realidad, no se aclara sobre si misma, no es estrictamente filosófica. Tiene que contar con todo eso que es su punto de partida que la condiciona, pero tiene que dar razón de ello, es decir, justificar filosóficamente. Nada de eso será filosofía hasta que la filosofía lo absorba, lo ilumine, justifique, y así lo eleve hasta el nivel de la filosofía misma.
En este sentido, toda filosofía es histórica, esta "a la altura del tiempo", es la propia de cada época. Y no puede olvidar que lleva dentro toda las demás del pasado, que a llegado a ese nivel, es un proceso sin el cual se la podría entender. La filosofía no es separable de su historia, pero esta remite al presente: nos obliga a hacer filosofía, por que todas las demás, de pretérito, no nos sirve, no son suficientes, porque están pensadas en situaciones distintas de la nuestra, porque no se enfrentan, al menos de manera adecuada, con nuestros problemas, aquellos que nos obligan a filosofar. La filosofía del pasado no queda arrumbada o rechazada: queda absorbida, incorporada en la actual; el filósofo filosofa con todos los demás que lo han precedido, y no puede reducirse a ninguno.
La verdad de la vida
"Una vida no examinada (es decir, sin filosofia) no es vividera para el hombre", decía Platón. "Todas las ciencias son más necesarias que la filosofía-decía Aristóteles-; superior, ninguna." La filosofía "no sirve para nada", y por eso no sirve a nadie: es la ciencia de los hombres libres. "Si la sabiduría es Dios, el verdadero filósofo es el amador de Dios", decía San Agustín. Y Spinoza la ve como amor Dei intellectualis. "amor intelectual a Dios". Y Ortega, en su primer libro. Definía la filosofía como la "ciencia general del amor".
Esa conexión entre amor y filosofía es esencial, porque la filosofía busca la conexión general de todas las cosas-eso es precisamene la razón-, y eso es obra del amor. Por eso la filosofía consistió, desde el principio, en la máxima dilatación del espíritu, hasta llegar a preguntarse por el todo. ¿Qué es todo esto? Por este camino se llegó a descubrir la naturaleza, más allá de cada cosa,y como principio de explicación de ellas (la naturaleza de las cosas). La idea cristiana de creación llevó a ver el mundo como criatura, con una realidad fundada en la de Dios creador. La evidencia del carácter único e irreductible de eso que llamamos "yo" llevó al pensamiento moderno (Descartes y sus continuadores) al idealismo, a la afirmación del yo pensante como la realidad primaria, de quién serían "ideas" todas las cosas. Pero nuestro tiempo ha visto que, si bien es verdad que nada puedo saber sin mí, sin ser yo testigo de los demás. Yo no me encuentro nunca solo, sino rodeado de cosas, en un mundo, haciendo algo con él, algo que se llama vivir. Y al vivir encuentro, de una manera o de otra, todo lo que hay, presente y manifiesto o latente y oculto, accesible o inaccesible, desde mi propio cuerpo y las cosas que me rodean hasta Dios, del cual encuentro en mi vida al menos la noticia o revelación.
La filosofía es el descubrimiento de un horizonte de preguntas ineludibles. Volverse de espaldas a ellas es renunciar a ver, aceptar una ceguera parcial, contentarse con lo penúltimo. Significa, pues, la filosofía un incalculable enriquecimiento del mundo. Es además una disciplina moral: la exigencia de no engañarse, de no aceptar como evidente lo que no lo es. (Sin que esto quiera decir que hay que rechazar lo que no es evidente, porque muy pocas cosas lo son.) Es sobre todo, una llamada a la lucidez, a ese "señorío de la luz sobre las cosas y sobre nosotros mismos", de que hablaba Ortega. Y con ello, una llamada a la autenticidad, a la verdad de la vida, a ser cada uno quien verdaderamente pretende ser.
El último fruto de la filosofía es la aceptación del destino libremente elegido, eso que se llama vocación.

6 comentarios:

  1. HOLA LIC. Está muy buena la información.
    2do Bachillerato Paralelo B.

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  2. hola licen esta muy bien la informacion soy del 2do bachillerato b

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  3. Buenas Noches Lic la tutoria presente indica un buen argumento completo que ha llegado ha sorprenderme, la frases que mas me gusto fue la siguiente por ende me identifico, Ser una persona joven no llega a comprender claramente lo que es filosofia incluso me identifico por eso llego a citarlo..
    Cuando se es muy joven, no se comprende la filosofía, pero no porque sus razonamientos sean muy complicados sino porque el niño no ve el problema, no ve en que consiste la pregunta. Cuando se llega a la primera juventud se puede entender, y el joven que "ve" la filosofía suele entusiasmarse.

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  4. Mi criterio acerca de la tutoria es: La visión responsable la filosofía podría definirse con tres palabras: la visión responsable¿, es decir, la que define la realidad sea cualquiera que sea y tal como se presente. El subtítulo, ¿una filosofía desde dentro¿, responde al esfuerzo que debe hacer el individuo de no renunciar a la filosofía si quiere conocer la realidad; de lo contrario se verá expuesto a la sofistería, a la indiferencia y, sobre todo, al desprecio de la misma realidad con la que habita.

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  5. En lo personal vision responsable consiste en llegar a las personas tal y como son las cosas la verdad de los temas que uno pueda opinar o sugerir para que este sea real siempre se debe hablar con argumentos y tener una profunda conviccion de lo que se esta hablando o haciendo con responsavilidad.

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